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jueves, 14 de enero de 2016

¿Cómo identificar y actuar frente a un infarto?

El ataque al corazón es la principal causa de muerte de hombres y mujeres en todo el mundo. Es necesario saber cómo actuar pues la recuperación depende de la rapidez con que la persona que lo sufra reciba la atención adecuada

El infarto de miocardio, conocido comúnmente como ataque al corazón, ataque cardíaco o simplemente infarto, es la principal causa de muerte de hombres y mujeres en todo el mundo.

La facilidad de producir arritmias, fundamentalmente la fibrilación ventricular, es la causa más frecuente de muerte en el infarto agudo de miocardio en los primeros minutos, razón por la que existe la tendencia a colocar desfibriladores externos automáticos en lugares públicos concurridos.

Casi la mitad de los fallecimientos por ataque cardíaco se producen en las tres o cuatro primeras horas desde que aparecen los síntomas iniciales, por lo que aprender a detectar los síntomas y a actuar de manera rápida puede salvar muchas vidas. En muchas ocasiones, quienes lo padecen fallecen antes de llegar al hospital. Es necesario actuar cuanto antes, pues la recuperación depende de la rapidez con que la persona que lo sufra reciba la atención adecuada.

¿Qué es?

Un ataque cardíaco o infarto de miocardio es la muerte de parte del músculo cardíaco causada por falta del aporte de sangre. El corazón obtiene oxígeno y nutrientes a través de las arterias coronarias, por lo que cuando el flujo de sangre al corazón se interrumpe, la falta de oxígeno y nutrientes que lleguen al mismo puede causar lesiones permanentes en él.

¿Cómo se produce?

Los infartos de miocardio se deben fundamentalmente a una obstrucción que impide que la sangre fluya hacia el corazón. La causa más frecuente es la formación de placas de grasas en las paredes internas de los vasos que aportan sangre al corazón, como ya hemos mencionado, arterias coronarias. A causa de ello, los vasos se vuelven más estrechos y se endurecen. Este endurecimiento de las arterias se conoce como aterosclerosis. En ocasiones la placa de grasa puede desprenderse o romperse, lo cual deriva en la formación de un coágulo sanguíneo que puede obstruir la arteria coronaria, y con ello, producir el ataque cardíaco.

Síntomas

Los síntomas clásicos de un infarto agudo de miocardio incluyen dolor de pecho opresivo que puede irradiarse a los hombros, mandíbula, cuello, espalda, epigastrio, miembros superiores (predominantemente brazo izquierdo) y resto del tórax anterior, dificultad respiratoria, vómitos, náuseas, palpitaciones, sudoración y ansiedad. Por lo general, los síntomas en las mujeres difieren de los síntomas en los hombres, aunque cerca de un cuarto de los casos son asintomáticos.

Si observas alguien se lleva la mano al pecho, no respira bien, se marea, tiene un pulso inestable, sudoración, o tiene la sensación de muerte inminente, posiblemente está sufriendo un ataque al corazón.

Signos de alarma clásicos

Presión u opresión molestas o dolor en el centro del pecho que dura más de unos minutos o que desaparece y vuelve a aparecer
  • Dolor que se desplaza a los hombros, cuello o brazos
  • Malestar en el pecho con mareos, desmayo, sudoración, náusea o dificultad respiratoria.
Signos menos comunes
  • Dolor abdominal o de estómago
  • Nausea o mareo, sin dolor en el pecho
  • Palpitaciones, sudor frío o palidez
  • Ansiedad, debilidad o fatiga inexplicables

¿Cómo actuar?

Un ataque al corazón es siempre una urgencia. Es necesario que sepamos lo que debemos hacer, pues no tendremos tiempo de ponernos a buscarlo. Mucha gente no es consciente de que, pese a que no tengamos muchos o muy amplio conocimientos médicos, podemos ser de gran ayuda y salvar la vida de alguien si sabemos qué debemos hacer ante un caso de infarto.

Mantener la calma

Las personas se ponen muy nerviosas cuando son conscientes de que están sufriendo un ataque. Los familiares de un afectado pueden también perder los nervios, y por tanto perder la capacidad para ayudarle. Pero hay que mantener la calma, porque con nervios muchas veces se toman malas decisiones. Lo primero es no ponerse nervioso y observar los síntomas.

Colocación de la persona

Lo primero, antes incluso de llamar a una ambulancia, es colocar a la persona en una posición para que pueda respirar lo mejor posible y esté lo más cómoda que pueda.

Si está despierta, lo mejor es preguntarle en qué posición se encuentra más cómodo y respira mejor. Si ha perdido el conocimiento, debemos comprobar que respirar y en caso afirmativo, colocarle en posición lateral de seguridad.

Pedir ayuda

El tiempo es fundamental, por lo que hay que llamar a una ambulancia lo antes posible. Cuanto antes se actúe, más posibilidades tendrá el afectado de recuperarse.

La Sociedad Europea de Cardiología aconseja que ante la pequeña posibilidad de que alguien, o uno mismo, esté sufriendo un infarto, se ponga en contacto con un servicio médico especializado. El objetivo es reducir el tiempo de atención, desde los primeros síntomas hasta que se empieza el tratamiento, algo esencial para la buena evolución.

Mientras esperamos la llegada de ayuda profesional, podemos ir haciendo lo que esté en nuestra mano para ayudar a la persona que esté sufriendo el ataque. Cualquier cosa que podamos hacer para que esté más cómoda o respire mejor, como por ejemplo aflojarle el cinturón, el pantalón o desabrochar la camisa.

No hay que olvidar vigilar el pulso y la respiración. Si se acelera o se debilita, debemos saberlo, igual que si la respiración se vuelve más débil, superficial, o acelerada. Podemos aprovechar para preguntar a la persona -si está consciente y en condiciones de hablar- si ha sufrido algún infarto antes o si desea comunicar cualquier condición médica, por si perdiera el conocimiento antes de que llegue la ambulancia.

En el caso de haber padecido antes algún infarto, lo más probable es que tenga su propia medicina. En casos de ataques cardiacos previos, los médicos suelen prescribir una medicación llamada nitroglicerina, que se administra en forma de pastilla o spray debajo de la lengua. Si a los cinco o diez minutos el cuadro no ha cedido, se puede administrar otra dosis, hasta un máximo de tres.

Si es la primera vez que sufre un episodio de este tipo y no es alérgico a ningún medicamento, algunos especialistas recomiendan la toma de una pastilla de aspirina, si se dispone de una.

Cuando los sanitarios lleguen, es importante explicarles todo lo que ha sucedido, desde lo que ha comentado el paciente que sentía, así como todo lo que has hecho hasta el momento o si ha tomado alguna medicación durante la espera. Es importante responder a todas las preguntas del persona sanitario con sinceridad, y no ocultar ningún tipo de información por miedo a que algo de lo que hayamos hecho no sea correcto.

Es importante recordar que cuando llames a emergencias, las personas que atienden las llamadas están especializadas y entrenadas para este tipo de casos, por lo que solo debemos seguir todas sus indicaciones y preguntar todo lo que necesitemos saber.

Si está despierta, lo mejor es preguntarle en qué posición se encuentra más cómodo y respira mejor. Si ha perdido el conocimiento, debemos comprobar que respirar y en caso afirmativo, colocarle en posición lateral de seguridad.

Colocar el brazo más cercano a nosotros formando un ángulo recto con el cuerpo de la víctima, con el codo doblado y con la palma de la mano hacia arriba. Poner el brazo más lejano sobre el tórax, y el dorso de la mano contrala mejilla de la víctima que esté más cercana a nosotros. Con la otra mano, agarrar la pierna más alejada justo por encima de la rodilla y tirar de ella hacia arriba, manteniendo el pie en el suelo. Manteniendo la mano de la víctima contra la mejilla, tirar de la pierna más lejana hacia usted para girar a la víctima sobre un lado. Ajustar la pierna superior de manera que tanto la cadera como la rodilla estén dobladas en ángulo recto. Inclinar la cabeza hacia atrás para asegurarse que la vía aérea permanece abierta. Acomodar la mano bajo la mejilla, si es necesario, para mantener la inclinación de la cabeza.

Pedir ayuda

El tiempo es fundamental, por lo que hay que llamar a una ambulancia lo antes posible. Cuanto antes se actúe, más posibilidades tendrá el afectado de recuperarse.

La Sociedad Europea de Cardiología aconseja que ante la pequeña posibilidad de que alguien, o uno mismo, esté sufriendo un infarto, se ponga en contacto con un servicio médico especializado. El objetivo es reducir el tiempo de atención, desde los primeros síntomas hasta que se empieza el tratamiento, algo esencial para la buena evolución.

Mientras esperamos la llegada de ayuda profesional, podemos ir haciendo lo que esté en nuestra mano para ayudar a la persona que esté sufriendo el ataque. Cualquier cosa que podamos hacer para que esté más cómoda o respire mejor, como por ejemplo aflojarle el cinturón, el pantalón o desabrochar la camisa.

No hay que olvidar vigilar el pulso y la respiración. Si se acelera o se debilita, debemos saberlo, igual que si la respiración se vuelve más débil, superficial, o acelerada. Podemos aprovechar para preguntar a la persona -si está consciente y en condiciones de hablar- si ha sufrido algún infarto antes o si desea comunicar cualquier condición médica, por si perdiera el conocimiento antes de que llegue la ambulancia.

En el caso de haber padecido antes algún infarto, lo más probable es que tenga su propia medicina. En casos de ataques cardiacos previos, los médicos suelen prescribir una medicación llamada nitroglicerina, que se administra en forma de pastilla o spray debajo de la lengua. Si a los cinco o diez minutos el cuadro no ha cedido, se puede administrar otra dosis, hasta un máximo de tres.

Si es la primera vez que sufre un episodio de este tipo y no es alérgico a ningún medicamento, algunos especialistas recomiendan la toma de una pastilla de aspirina, si se dispone de una.

Cuando los sanitarios lleguen, es importante explicarles todo lo que ha sucedido, desde lo que ha comentado el paciente que sentía, así como todo lo que has hecho hasta el momento o si ha tomado alguna medicación durante la espera. Es importante responder a todas las preguntas del persona sanitario con sinceridad, y no ocultar ningún tipo de información por miedo a que algo de lo que hayamos hecho no sea correcto.

Es importante recordar que cuando llames a emergencias, las personas que atienden las llamadas están especializadas y entrenadas para este tipo de casos, por lo que solo debemos seguir todas sus indicaciones y preguntar todo lo que necesitemos saber.

Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo

Fuente: www.lasprovincias.es

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