Forman parte de nuestro día a día, y seguramente por eso no reparamos demasiado en ellos.Pero estos objetos y sustancias de apariencia inofensiva pueden entrañar riesgos para la salud. Y sus consecuencias pueden ir desde irritaciones e infecciones puntuales a lesiones irreversibles.
Chancletas
Son el calzado favorito de muchos en los días más calurosos.
Y es que puede ser un placer llevar los dedos al aire, moverlos con libertad, sin agobios ni sudores indeseados.
Pero el uso prolongado de chancletas, también conocidas como chanclas, ojotas o cholas, puede generar problemas en los pies.
Al ser su suela una fina lámina de goma, este calzado es incapaz de amortiguar el impacto contra las superficies duras. Como consecuencia, pueden generar dolores en las rodillas, la espalda y la cadera, dicen los expertos. Además, quienes las usan suelen tensar los dedos del pie para mantener mejor la sujeción de la sandalia y la presión de los dedos añade estrés a la zona del tobillo y a todo el pie en general. Y las chanclas también están en la mira de los ortopedistas, porque su uso frecuente se relaciona con la fascitis plantar, una inflamación del tejido conectivo del pie.
Champú
Hoy en día, muchos de nosotros eliminamos los aceites, la grasa y la mugre de nuestra piel una, dos o tres veces al día, usando champú, jabón o geles.
Acto seguido, nos aplicamos cremas humectantes para reemplazar esos aceites y grasas.
¿Se trata de un círculo sin fin de irracionalidad o algo más serio?
¿Y cuánto daño puede hacernos lavarnos con champú y otros jabones con tanta frecuencia?
Jeans
Hoy se pueden encontrar en el mercado muchos estilos: desde los rectos y clásicos, pasando por los cortos y anchos, hasta los acampanados o de pata de elefante.
Pero en la calle sigue predominando el modelo que ha sido todo un furor en la última década: los skinny jeans, pantalones pitillo o de tubo en español. Y eso que no son, precisamente, los mejores para la salud. Si no, que se lo pregunten a la mujer de 35 años acabó en el hospital con los pies entumecidos y con dificultad para andar tras haber pasado varias horas en cuclillas mientras ayudaba a una amiga con su mudanza y vestía unos jeans muy ceñidos.
La explicación que dieron los médicos a este daño es lo que se conoce como el "síndrome compartimental", una afección seria que implica aumento de la presión en un compartimento muscular. Puede llevar a daños en nervios y músculos, al igual que problemas con el flujo sanguíneo.
Poliestireno
Los ambientalistas afirman que el poliestireno expandido (EPS, por sus siglas en inglés) causa graves daños cuando ingresa en los ecosistemas marinos y contamina las aguas. Por eso, son cada vez más las ciudades que están prohibiendo el uso de envases descartables de este material. La última gran ciudad estadounidense en engrosar la lista fue Nueva York, y en otras, como París y Toronto, el debate es encendido.
Desde un punto de vista químico, las propiedades absorbentes del poliestireno lo hacen aún más peligroso.
"Esencialmente, el poliestireno actúa como una pequeña esponja, recogiendo y concentrando algunos de los contaminantes más dañinos que hay en el océano", señala Douglas McCauley, profesor de Biología Marina de la Universidad de California, EE.UU.
"Luego, la ve una tortuga marina y se la come pensando que es una medusa". Y no es solo malo para los peces y los océanos. Puede ser nocivo para el ser humano también.
"Es muy preocupante que algunos de estos peces que se alimentan de plásticos acaben en nuestro plato".
Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo
Fuente: www.critica.com