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viernes, 1 de abril de 2016

"Epigenética: Los hábitos del padre también dejan huella en el hijo"

Epigenética: Los hábitos del padre también dejan huella en el hijo
Durante años el foco de la responsabilidad sobre la salud de los futuros hijos ha estado puesta sobre la madre, sobre las embarazadas. Y es cierto que la gestación es un momento muy sensible para el desarrollo de los bebés, pero ahora se sabe, gracias a los avances en epigenética, que lo que haya hecho el padre antes de concebir al hijo también importa porque deja huella en la salud futura de su descendencia.

“Estamos habituados a centrar la preocupación sobre las madres porque el ovocito es muy grande comparado con el espermatozoide y durante mucho tiempo se pensó que si en los bebés había más herencia que el mero ADN sería materna, a través de los factores citoplasmáticos del ovocito, porque se creía que el espermatozoide sólo contenía el ADN; pero hoy está clarísimo –tanto por estudios en animales de experimentación como por el análisis del esperma humano– que en el espermatozoide, el genoma del padre está organizado por histonas y protaminas, lo que tiene el potencial de aportar información epigenética”, resume Rafael Oliva, especialista de epigenética y epigenómica del espermatozoide e investigador del Instituto de Investigaciones ­Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps), del hospital Clínic y de la Universitat de Barcelona (UB).

Admite que aún hay poca información en humanos sobre todo lo que se transmite por el esperma, pero apunta que en los dos últimos años se han acumulado evidencias en animales de que los estilos de vida de los varones –desde lo que comen hasta las experiencias que viven–, provocan cambios medibles en sus espermatozoides y se transmiten a la siguiente generación y, a veces, incluso a la tercera.

Meritxell Jodar, investigadora de la UB y del Idibaps especializada en ARN(ácido ribonucleico) del espermatozoide, coincide con Oliva en que los estudios de epigenética y de ARN del espermatozoide están suponiendo “una revolución” porque muestran que el padre tiene una influencia mayor de la que se pensaba y los hábitos que tengan los varones desde niños o durante su adolescencia pueden acabar condicionando su futura descendencia. “Ni la mujer es la única responsable ni hay que cuidarse sólo durante el embarazo, porque lo que la ciencia está mostrando es que también cuenta la vida llevada antes de la concepción tanto por el padre como por la madre”, manifiesta la investigadora.

A modo de ejemplo Jodar menciona un estudio en ratones que muestra que los varones sometidos a un trauma al nacer (son separados inmediatamente de la madre) presentan comportamientos depresivos y cambios en la población de microARNs –pequeñas moléculas del ácido ribonucleico que regulan la síntesis de las proteínas– presentes en los espermatozoides. Y, sorprendentemente, sus hijos, sin haber sufrido directamente ese trauma, mantienen los mismos cambios de comportamiento.

Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo

Fuente: www.lavanguardia.com

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