Un indicador ideal debe tener atribuciones científicas de validez, confiabilidad, sensibilidad y especificidad. Los indicadores pueden ser simples o compuestos, es decir, construidos sobre la base de varios indicadores simples, generalmente utilizando fórmulas matemáticas más complejas. Existen diversos rubros relacionados con la salud en los cuales con frecuencia se elaboran indicadores. A continuación se citan algunos ejemplos de ellos en cada rubro:
Existen Indicadores que evalúan:
· La política sanitaria.
(NUMERO DE CAMAS)
·Condicion socioeconómica.
(TASA DE ANALFABETISMO)
·Prestación de atención de salud.
(COBERTURA DE VACUNACION)
· El estado de salud.
(EXPECTATIVA DE VIDA)
Los datos suelen provenir principalmente de las siguientes fuentes: Censos Nacionales, el Ministerio de Salud de la Nación o ministerios provinciales. Aunque el uso de indicadores está muy extendido en el campo de la salud pública, los indicadores concebidos para reflejar aspectos de los derechos humanos no están bien desarrollados o se usan de manera incoherente.
El objetivo final es difundir el conocimiento de la situación de salud del país y poner a disposición los datos más relevantes del sector salud para que los usuarios de información sanitaria del nivel político, científico, técnico, administrativo y la comunidad en general pueda tomar las medidas más apropiadas con la mejor información disponible posible.
TASA DE MORTALIDAD MATERNA
Bolivia, Haití y República Dominicana, son los 3 países de Latinoamérica con mayor tasa de mortalidad materna, según la Organización Panamericana de Salud (OPS).El drama de la mortalidad materna en R.D. ha llegado a 119 muertes maternas por cada 100,000 nacimientos vivos en años anteriores.
Y la pregunta obligada ante esta tragedia humana es ¿Qué está haciendo el Ministerio de Salud para disminuir la mortalidad materna y sacarnos de entre los 3 países de la lista roja?
Un reciente estudio realizado por la organización internacional Women’s Link Worldwide y la Colectiva Mujer y Salud, titulado, “Maternidad libre y segura en República Dominicana, una deuda pendiente con los derechos de las mujeres”, y que cita datos de autoridades locales, revela que en lo que va del año 94 embarazadas habían muerto en el país frente a las 82 del mismo periodo del año anterior.
Este informe recoge historias de siete mujeres jóvenes que murieron por la mala práctica médica, negligencia y falta de información del sistema de salud dominicano. Muertes que pudieron evitarse.
El caso de Esperancita, una menor de 16 años con leucemia es uno de los más dramáticos. Esperancita murió embarazada en 2012 porque no le fue suministrada a tiempo la quimioterapia que requería. Murió debido a que en República Dominicana está penalizado el aborto en cualquier circunstancia y se le negó la quimioterapia.
Otro caso fue el de Xotchil, una mujer de 37 años, quien en marzo de 2015 fue a un hospital por dolor en el pecho, pero le negaron la atención médica. Luego fue a otro hospital, le hicieron un electrocardiograma, le dijeron que bajara de peso y la despacharon a su casa. Un día después falleció.
Cientos de muertes maternas pueden evitarse si hay mayor voluntad política del Ministerio de Salud para sancionar a los médicos que incurren en estas malas prácticas médicas, negligencia y falta de información. Es inaceptable que estemos entre los 3 países de Latinoamérica con mayor tasa de mortalidad materna al igual que seamos un país donde se invierta tanto en política y no aparezca el dinero para acondicionar los hospitales, donde falta desde máquinas para la realización de analíticas y la realización de estudios.
La constitución dominicana consagra en el artículo 61 el Derecho a la salud como un derecho fundamental. El texto constitucional expresa que “Toda persona tiene derecho a la salud integral. El Estado debe velar por la protección de la salud de todas las personas, el acceso al agua potable, el mejoramiento de la alimentación en los servicios sanitarios, las condiciones higiénicas, el saneamiento ambiental, así como procurar los medios para la prevención y tratamiento de enfermedades, asegurando el acceso a medicamentos de calidad y dando asistencia médica y hospitalaria gratuita a quienes la requieran”.
Es necesario que el Estado dominicano asuma con responsabilidad una política pública para disminuir a la media regional la tasa de mortalidad materna. La despenalización del aborto cuando la vida o la salud de la mujer estén en riesgo, o en aquellos casos cuando el embarazo es producto de una violación o incesto, podría contribuir a disminuir la mortalidad materna.
ESPERANZA Y EXPECTATIVA DE VIDA
Del año 2000 al 2015, este marcador ha ido en aumento desde 70 años de edad hasta 73 debido esto a los avances médicos desde el punto de vista tecnológico meramente, pero nos mantenemos en la parte baja de la tabla de los países con menos esperanza de vida al nacer, por razones socioeconómicas importantes que todos conocemos, como: la falta de educación, delincuencia, pobreza, todo siendo altamente dependiente del estado quien debe ser el proveedor de todas estas aristas poblacionales.
ANALFABETISMO
En la República Dominicana hay 1 millón 105 mil 634 personas con edad de seis años en adelante que no saben leer ni escribir, lo que representa un 13% de dicha población, informó la Oficina Nacional de Estadística (ONE), citando datos del Censo de Población y Vivienda.
Precisa que para el censo del año 2002 esta población era de 16%, lo que significa que en toda una década los dominicanos somos solo 3 puntos porcentuales menos analfabetos.
La tasa de analfabetismo en niños y niñas (6 a 14 años) es de 14.7% y la de adultos (15 años y más) es de 12.8%. En valores absolutos estos datos se traducen en 254,238 niños y niñas y 851,396 adultos analfabetos, respectivamente, indica la ONE en los datos ofrecidos en su boletín Panorama Estadístico número 52, titulado Condición de lectoescritura en la población dominicana: hallazgos a partir del censo 2010.
Agregó que, según el censo del 2010, la tasa de analfabetismo en jóvenes de 15 a 24 años de edad alcanza el 6%.
Enfatizó que las provincias con más deficiente nivel de lectoescritura en jóvenes son, en primer lugar Pedernales con 29%, seguida de Elías Piña, con 20% e Independencia con 17%. La lectoescritura es la capacidad que poseen las personas para leer y escribir.
Asimismo, destaca que las provincias donde hay más personas que carecen de habilidades para leer y escribir son, en primer lugar, Pedernales con 36.5%, en segundo está Elías Piña con 32.7%, e Independencia en el tercero con 24.4%. A estas le siguen Azua, Bahoruco y San Juan.
Las provincias que exhiben menores niveles de analfabetismo, así como también una exigua brecha de género son, en primer lugar, el Distrito Nacional con un 8.8%, seguida de Santo Domingo, San Pedro de Macorís, La Romana y Santiago, con 10.0%, 11.6%, 11.9% y 12.2% respectivamente.
MORTALIDAD EN NIÑOS MENORES DE 5 AÑOS
El cuarto objetivo de desarrollo del milenio es “reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años”. Solo se ha definido una meta para concretizar este objetivo y tres indicadores para monitorear su progreso y verificar su cumplimiento. Los indicadores son: la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años, la tasa de mortalidad infantil y la proporción de niños de 12 a 23 meses de edad inmunizados contra el sarampión. ¿Cuál ha sido el desempeño de República Dominicana?
Meta 4.A
Reducir en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la mortalidad de los niños menores de cinco años
La mortalidad de la niñez es posiblemente una de las secuelas más graves del subdesarrollo. En ella desembocan varios elementos propios de la pobreza y la exclusión social, como son la baja inversión en educación, la desnutrición, la cobertura y calidad de los servicios sanitarios, de manera específica los programas de vacunación y atención prenatal.
Por lo tanto, reducir la proporción de niños menores de cinco años que mueren por causas evitables es una de las metas más apremiantes de los ODM y está fuertemente relacionada con el Objetivo 5: la reducción de la mortalidad materna.
Mortalidad en la niñez
En República Dominicana, la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años marcó una tendencia a la baja durante los años 1990-2012. Según los datos de la ONU (2013), la mortalidad por cada 1,000 niños nacidos vivos pasó de 59.7 % (1990) a 27.1 % en 2012, lo que significó una reducción del 55 %.
Sin embargo, a pesar de este significativo descenso, las autoridades sanitarias nacionales y organismos internacionales como UNICEF y OMS-OPS, entre otros, han coincidido en que los índices de mortalidad infantil en República Dominicana continúan siendo superiores al promedio regional: en América Latina, el porcentaje disminuyó de 53 % en 1990 a 19 % en 2011, una reducción del 64 % (Velázquez, 2013).
De acuerdo con cálculos de ENDESA sobre la base de la tendencia observada en el período 1988-2007, al año 2015, la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años sería de 24.2 %, lo que significa que no se logrará la meta de reducir la tasa hasta 21.7% (ENDESA, 2007).
Mortalidad infantil
El 80 % de las muertes en la niñez ocurre en la etapa infantil (0-1 año) y la prevalencia tiende a reducirse mucho más lentamente que en la mortalidad post infantil (1-5 años). El progreso en este indicador parece haberse ralentizado en la década del 2000.
La probabilidad que tiene un niño de morir antes del primer año es muy superior a la que tiene entre 1 y 5 años (MEPyD, 2010). En ese mismo sentido, la mortalidad durante la etapa neonatal (menores de 28 días) es alta y es donde se ha registrado menos progreso desde 1991.
De acuerdo con la SESPAS, hoy Ministerio de Salud Pública, las muertes neonatales representaron en el año 2006 el 82.4 % de las muertes en menores de un año y alrededor del 70 % de las de menores de cinco años. (PNUD, 2010).
Las principales causas de muerte neonatal son: síndrome dificultad respiratoria del recién nacido, sepsis bacteriana del recién nacido, hipoxia intrauterina y asfixia perinatal, neumonía congénita, síndrome de aspiración neonatal y prematuridad (MSP, 2013). Las tres primeras son evitables si se cuenta con el personal capacitado e intervenciones eficaces y de bajo costo enfocadas a mejorar la calidad del control prenatal, la realización del parto limpio y la atención inmediata al recién nacido; por lo tanto, la calidad de la atención obstétrica pre y neonatal es un factor determinante sobre los resultados de mortalidad infantil.
Otros factores que inciden sobremanera en la mortalidad de la niñez son el nivel de ingreso y educativo de la madre. En 2007, el estrato de población más pobre registró una tasa de mortalidad de menores de cinco años que era 1.89 veces mayor que la del grupo más rico y la tasa de mortalidad infantil (menores de 1 año) era 1.65 veces mayor que la de dicho grupo (PNUD, 2010).
Los hijos cuyas madres alcanzaron el nivel de educación superior, con una tasa de mortalidad en la niñez de 17 %, presentan un tercio de la incidencia que tienen los niños cuyas madres solo completaron el primer ciclo de básica (51 %). Para el caso de la mortalidad neonatal, la educación de la madre permite reducir la mortalidad de un 28 % en los hijos de madres sin educación, a un 13 % cuando las madres alcanzan el nivel de educación superior (MEPYD, 2010).
De acuerdo con el MSP, la reducción registrada de la mortalidad en la niñez se debió mayormente al esfuerzo de inmunización y de la ampliación del acceso a la rehidratación oral, al manejo simplificado de las infecciones respiratorias agudas y otras acciones similares; es decir, por la aplicación masiva de tecnologías de bajo costo y baja complejidad técnica.
Inmunización contra el sarampión
El sarampión es una importante causa de mortalidad infantil que puede evitarse eficazmente con una vacuna relativamente económica y una revacunación posterior que proporciona protección para toda la vida (CEPAL, 2013). El porcentaje de niños de menos de un año de edad que ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el sarampión aumentó a partir de 1992, lo cual indica que República Dominicana ha mantenido buena cobertura.
Según los registros del Ministerio de Salud Pública, en 1990 la proporción de niños de un año vacunados contra dicha enfermedad fue considerablemente alta: 96 %, muy similar a la de 2007 (96.1 %) y 2008 (94.5 %). Los resultados de ENDESA concuerdan con los registros del Ministerio y muestran una clara tendencia hacia el aumento de la cobertura a partir de 2005.
Otro hallazgo que refuerza la importancia de la educación para los Objetivos del Milenio es que los niños de las madres que tienen un mayor nivel educativo poseen en promedio el doble de cobertura de todas las vacunas (58 %) de la de aquellos cuyas madres no poseen estudio alguno (27 %) (MEPYD, 2010).
Conclusión
Al analizar los indicadores oficiales y complementarios de la Meta 4.A y las proyecciones de varias entidades nacionales e internacionales, es evidente que no se logrará reducir la mortalidad en la niñez conforme a lo propuesto en el ODM 4. Ahora bien, para continuar reduciendo la mortalidad infantil, el país debe trabajar con mayor ahínco en la atención hacia los niños menores de un año, que es la etapa donde ocurren más muertes, aumentando el acceso y la calidad de los servicios de salud materno-infantiles.
Paralelamente, no se puede ignorar que existen varios factores fuertemente ligados al estancamiento del país en materia de mortalidad infantil y que pueden seguir afectando seriamente los avances en su disminución. Son estos la desigualdad del ingreso que lleva la pobreza extrema, la baja oferta y calidad educativa, la desigualdad de género, la alta mortalidad materna y el poco acceso de las mujeres a programas de salud reproductiva.
De ahí parte la premisa de que de la consecución de los ODM 1, 2, 3 y sobre todo el 5, relacionado precisamente a la mortalidad materna, depende el éxito en disminuir la mortalidad infantil.
Finalmente, si no mejora la calidad de atenciones obstétricas a nivel prenatal y neonatal, y no se encaminan acciones para instaurar una verdadera política de educación sexual y reproductiva desde las escuelas, la mortalidad de la niñez continuará mostrando pobres resultados. Estos resultados son incompatibles con las metas de desarrollo del país y constituyen un flagelo que azota desproporcionadamente a los más pobres, siendo esta una labor directa de las autoridades de salud, quienes son los creadores de las políticas y quienes establecen la estrategia de cómo abordar este tipo de situación.
Desde nuestra humilde óptica como dominicano, sanjuanero, médico internista y psiquiatra, presidente de la Asociación de Psiquiatras Egresados de las Residencias en República Dominicana (ASPERDO) y Secretario General del Colegio Médico Dominicano, filial San Juan.
No nos dejemos confundir con publicidades que no tienen fundamento y que son muy alejadas de las cifras reales por la cual atravesamos como país, la maravilla que nos tratan de dibujar no todos la creemos, los que tenemos una mente crítica y curiosa investigamos y nos damos cuenta de la discrepancia existente entre la realidad de arriba hacia abajo que es muy distinta a la de abajo para arriba, la base está en la educación y en los intereses económicos, quienes nos educamos no nos dejamos utilizar y exigimos un mejor país, el problema del sector salud ojala se redujera a un asunto de cumplir 4 horas de labor por parte del personal médico, que si no cumple con su labor simplemente debe ser sancionado agotando los procedimientos establecidos por la ley.
Este es un problema mucho más profundo, pero el profundizar en ese tenor afecta intereses de las autoridades de nuestro país y de todos los que recogen unas cuantas migajas de los mismos, es mejor enfocar el tema en el horario de los médicos, ya que creen que cuentan con una población altamente carente de educación que les hará el juego, porque creen todo lo que leen o escuchan sin saber quien escribe y quien comunica, cuáles son sus intereses y otra muy buena parte que simplemente depende del estado para comer, mas sin embargo tenemos todo un país unido que salvas excepciones desea un cambio positivo en materia de salud y muchos otros aspectos más.
Ya la lucha está en pie, necesitamos cambios radicales para que nuestro país tenga un mejor futuro. Los números hablan por sí solos, lo demás depende de la vara con que se mida y los intereses existentes!!
Exhorto a que seamos menos políticos y más humanos. Debemos ser honestos y documentarnos al momento de buscar culpables, no tratar de ocultar la verdadera problemática para satisfacer las demandas del sector responsable de todo este desorden, por asuntos meramente de sustentar intereses personales.